Hay un olor fétido que rodea la casa,
todo se moviliza sin esencia y con lamento.
Despierto y entiendo que no fue un mal sueño,
las cortinas cambian de color,
Cesar ha muerto.
Hay una oscura brisa
que no podemos respirar
y se lleva su vida y la mía,
de los demás.
Todo sucede demasiado lento
en una caja marrón, muchas flores
y las lágrimas se riegan mal.
Hay un niño que no comprende
como llorar, como esperar.
Están las mil vidas de una caricia,
las mil caricias sin dar.
Hoy me desperté,
después de un mal sueño
que lo dibuje de verdad.
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En memoria a un recordado familiar, del cual recuerdo muy bien su nombre.
El hombre inmortal.
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martes, 25 de septiembre de 2007
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