Los humanos somos bestias con una diminuta forma inteligente, que vibran ante cualquier constelación, ante cualquier pequeño hemisferio de realidad y poder. Aun así nos creemos superiores a los animales, llegando a la miseria de llamarlos sirvientes, cuando de ellos depende nuestra vida y por ellos nuestra madre aun suspira. Nunca entenderemos nuestro temor a la naturaleza, el por qué siempre huimos de ella cuando ella es algo tan puro, tan hermoso; y es por nuestro miedo que vamos ocultando la vida de nuestras propias esencias, la esencia de la malicia.
Los humanos somos incapaces de ser honestos, ya que nos alegramos por el florecimiento de nuestros sentimientos y somo incapaces de conocer el amor, puesto que es algo tan puro que con solo ser tocado por nuestro deseos se corrompe de inmundicia, así como se confunde con la pasión.
lunes, 9 de junio de 2008
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